sábado, 1 de noviembre de 2008

Sin rostro ni nieve

Ayer dejé Helsinki, sin nieve ni sol
con un extraño recuerdo de mi infancia:
Carmen en mi mente y en mis corazones.

Carmen Anselmo es una niña sin rostro ni olor.
Nos recuerdo en su habitación:
yo desnudando sus muñecas y ella en la cama
con la mirada extraviada
y acariciando la jareta de la funda de su almohada...
Esto tiene un montón me decía.
¿Un montón de qué? no entendía su mundo de placeres pequeños.

Su pelo recogido en una media cola, sus calcetines de ganchillos y el suelo lleno de ganchos.
Me asomé a la ventana pero no había nevado,
me iba sin ver los árboles tiritar por el frío blanco...

A lo lejos, la niña sin rostro ni cuerpo,
sólo una sensación que me hacía pequeño en ese día oscuro y sin nieve.

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