martes, 13 de mayo de 2008

Inventé

Otra pieza más que archivar en El aljibe de las palabras:


Inventé una tarde nublada,
una voz efervescente,
una sonrisa analgésica...
sentirme viva...
tocando con los dedos lo real y lo irreal.

Ahora imagino días de veintinueve horas,
para cinco de ellas seguir inventando.

Sevilla, primavera 2005
Victoria Martín Márquez

domingo, 11 de mayo de 2008

A ti lengua abstracta que nada me has dado

Estoy justo en la mitad del camino
pero veo tan cerca el principio y lejos el final
que temo haberme equivocado de destino.

Hay días que evito levantarme
para no tener que retomar mi camino a ninguna parte.
Otros días salgo a la calle
deseando cambiar mis botas de viajero
por un huerto estable que cuidar.

Miedo e inseguridad son el desayuno de algunas mañanas.
Consumo el día entre papeles reciclados y tinta negra,
y al acabar la jornada una enorme frustración e impotencia
me arropan en la cama.

No sé que me lleva a amarte tanto,
a ti lengua abstracta que nada me has dado.

viernes, 9 de mayo de 2008

Pasan las estaciones y no veo los frutos de mi jardín

Estoy justo en la mitad del camino
pero veo tan cerca el principio y lejos el final
que temo haberme equivocado eligiendo mi destino.

miércoles, 7 de mayo de 2008

En Rautatientori queda uno de los últimos resquicios punk de Europa

Al oído me han revelado el secreto de las ciudades, han derribado cada teoría que había ideado. Ignoraba que las ciudades se dejaran clasificar de esta forma.

Quizás no sea una cuestión tan extravagante. Es más, si en cada una de las ciudades en las que he estado, me hubiese detenido a oler su cuello o acariciar sus dedos, habría sido yo quien percibiera la diferencia.

Si miras, es fácil ver que cada entrepierna es distinta. El grueso de los muslos y la forma de las caderas caracterizan bien el género. Basta con observar cómo se sientan a verte pasar, para deducir y disfrutar la sutil diferencia.

Sin embargo, fue un punki en Rautatientori quien me desveló el sexo de las ciudades. De pie, con un botellín en la mano e intentando controlar el equilibrio me miró a los ojos y sentenció:
-París, Londres, Bruselas y Barcelona son mujeres (unas, amantes prohibidas; otras, compañeras de vida y alguna, veinteañera alocada). Sin embargo, Helsinki es un tío, es un colega. Helsinki es alguien que no te olvidará jamás. Te invitará a volver, y siempre te acogerá con una cerveza en la mano.

Antes de permitirme la reflexión me preguntó:
-¿tú dónde vives?.
-En Madrid -le respondí.
-¿Madrid? Madrid es una ciudad extraña. Pasé dos años allí y no logré saber si es hombre o mujer. Hurgué bajo sus pantalones, nos abrazamos borrachos, incluso nos vimos desnudos... y realmente no sabría qué decirte. Eso sí, es una ciudad que se va y no vuelve.

Cuántas calles bajo esas botas viejas, cuántas plazas deshidrataron esa piel... imagino y especulo, pero seguro que no alcanzo.