lunes, 3 de noviembre de 2008

In girum imus nocte et consumimur igni

Una joven despatarrada en la camilla de un hospital gritaba a viva voz justo antes de parir:

"Átale, demoníaco Caín, o me delata."

Lo que no sabía la joven es que el nombre, que tan bien había elegido para su bebé, no sería suficiente para diferenciar a las trillizas que iba a tener. Cuando el médico le comunicó aquella nueva, ella resolvió sin enmudecer. La modificación del original fue tan acertada que recordaría, por el nombre, el orden de cada niña al nacer.

¿Cómo se llama cada una de las pequeñas?

Ver la respuesta con una explicación aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Impecablemente redactada. Además, hay más placer en la lectura del planteamiento y la solución que en el hecho mismo de poder resolverla. Como ocurre con los buenos relatos, requiere una lectura atenta y pausada, pero eso es una virtud literaria. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Lo que no me parece es fácil. Es decir, que cuesta colocarse. A ver si Clara la saca...