lunes, 24 de marzo de 2008

La ciudad que me ha tocado vivir

Andrógina e inerte frente a mí.
Acaricio tu piel fría en busca de algún signo de vida,
adivino el color de algunos rincones
pero sigo sin saber a qué hueles.

Cuerpo sin pulso y entrepierna vacía.
Me siento psicólogo forense intentado reconstruir tu nombre,
camino con desgana preguntándome
de qué te has muerto.

¿Estás muerta o sólo te escondes en mi ataúd?
Quizás sepas que allí no iré a buscarte.

Humo en el ojo, pinturas en la pared.
Avenidas de coches, historias que contar.
Yo en Madrid, Madrid para mí.

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