domingo, 9 de marzo de 2008

Del canon sexual y de la verdadera sexualidad

No deja de ser pretencioso encuadrar en unas pocas palabras (con sabor a whisky de garrafa) lo que podría ser un giro de tuerca a un concepto real (que no digo el único) de sexualidad. Pero cansa ver que la concepción que persiste es la vaga idea de unos pocos.
La sexualidad, y con ello me refiero al sexo, está lejos de la figura esculpida con manos, o debería decir tijeras, de diseñador. El sexo no es sólo una imagen que afecta a la vista, más bien la imagen es el negativo que percibe la sensación. Decidme que no son el olor o el tacto los verdaderos rasgos de una erección (permitidme que sólo me exprese en términos masculinos). ¿Acaso importa una medida (rígida) del contorno en la satisfacción?. Chupar, oler y besar sí que son parte del orgasmo.
El deseo carnal no es tan obvio como una simple figura. Son las manos, la nariz y la lengua las que disfrutan. Jamás unos ojos se abrieron en una cama de dos...
Y es por eso que no entiendo, ni permito, que la carne (elemento primordial en el sexo) se vea reducido a unas rectas y curvas en las que tienen que encajar los cuerpos.

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