domingo, 11 de mayo de 2008

A ti lengua abstracta que nada me has dado

Estoy justo en la mitad del camino
pero veo tan cerca el principio y lejos el final
que temo haberme equivocado de destino.

Hay días que evito levantarme
para no tener que retomar mi camino a ninguna parte.
Otros días salgo a la calle
deseando cambiar mis botas de viajero
por un huerto estable que cuidar.

Miedo e inseguridad son el desayuno de algunas mañanas.
Consumo el día entre papeles reciclados y tinta negra,
y al acabar la jornada una enorme frustración e impotencia
me arropan en la cama.

No sé que me lleva a amarte tanto,
a ti lengua abstracta que nada me has dado.

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