miércoles, 7 de mayo de 2008

En Rautatientori queda uno de los últimos resquicios punk de Europa

Al oído me han revelado el secreto de las ciudades, han derribado cada teoría que había ideado. Ignoraba que las ciudades se dejaran clasificar de esta forma.

Quizás no sea una cuestión tan extravagante. Es más, si en cada una de las ciudades en las que he estado, me hubiese detenido a oler su cuello o acariciar sus dedos, habría sido yo quien percibiera la diferencia.

Si miras, es fácil ver que cada entrepierna es distinta. El grueso de los muslos y la forma de las caderas caracterizan bien el género. Basta con observar cómo se sientan a verte pasar, para deducir y disfrutar la sutil diferencia.

Sin embargo, fue un punki en Rautatientori quien me desveló el sexo de las ciudades. De pie, con un botellín en la mano e intentando controlar el equilibrio me miró a los ojos y sentenció:
-París, Londres, Bruselas y Barcelona son mujeres (unas, amantes prohibidas; otras, compañeras de vida y alguna, veinteañera alocada). Sin embargo, Helsinki es un tío, es un colega. Helsinki es alguien que no te olvidará jamás. Te invitará a volver, y siempre te acogerá con una cerveza en la mano.

Antes de permitirme la reflexión me preguntó:
-¿tú dónde vives?.
-En Madrid -le respondí.
-¿Madrid? Madrid es una ciudad extraña. Pasé dos años allí y no logré saber si es hombre o mujer. Hurgué bajo sus pantalones, nos abrazamos borrachos, incluso nos vimos desnudos... y realmente no sabría qué decirte. Eso sí, es una ciudad que se va y no vuelve.

Cuántas calles bajo esas botas viejas, cuántas plazas deshidrataron esa piel... imagino y especulo, pero seguro que no alcanzo.

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