sábado, 16 de agosto de 2008

En Berlín

Desnudo
sin gónadas ni gafas,
así llegué a ti
evitando sentirte antes de oler tu aliento.

Con la lengua húmeda
disfruto de tus curvas reconstruidas
y tu adolescencia pueril.
He respirado en ciudades llenas de polvo
(viejas bibliotecas y desfasadas galerías)
en las que una señora mustia presume de lo que fue,
tú sin embargo aún eres joven...

Me pregunto si tu pubis luce ya el vello negro de la pubertad,
¿es pronto aún?.

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