miércoles, 23 de abril de 2008

Vaasankatu 20 a A 23, 00500 Helsinki

Vaasankatu es una calle a voces que desdice la calma de Helsinki, es una calle de terciopelo descuidado y aliento de cerveza.

Me pierdo en ella de camino a casa, esquivando el vaivén de algún borrachuzo, ojeando el rosa de las salas de striptease. Me detengo, y a pinceladas reconstruyo el contorno de esas pieles condenadas a brillar. ¡Desmesura bendita la de esos pechos!

Los bares son el asfalto y el granito de la calle, y conforman el alcantarillado que hace fluir la esquelética masa de caminantes. En las puertas se consumen los cigarrillos y a través de los cristales se dejan ver greñas y cueros, trabajadores y trabajados, jóvenes y señoras de edad.

La calle está llena de vitrinas tapadas, y no sólo el topless y el tanga a media rodilla se esconden tras las cortinas, además decenas de manos tailandesas seducen al cuerpo en un masaje completo.

Esta calle gris es el jardín de mi casa, lleno de flores mustias y alegres nenúfares.

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